almuerza un bocadillo de jamón con mostaza -"Pica, pero me encanta", dice-. Está sentada en un sofá de cuero en una oficina de la Fundación Cartier de París y come algo rápido porque no tiene ni un segundo que perder. "Tengo mucho trabajo todavía", dice mientras divide la baguette en dos. "Si tienes hambre...".

A mediados de marzo la hiperactiva cantante y poeta ultimaba los detalles de su nueva obra que nada tiene que ver con la música ni con la poesía. Se llama Land 250 y es una exposición de fotos realizadas por ella entre 1967 y 2008. La muestra, que se inauguró el pasado 28 de marzo y se podrá ver hasta el 22 de junio, se celebra en la propia Fundación Cartier que, cosas del destino, está a escasos metros del pequeño apartamento donde Patti durmió durante su primera visita a Paris en 1969. "No soy una profesional de la fotografía pero más o menos sé cómo va eso de la composición y lo de la luz.
Nunca me interesó demasiado hasta que murió mi marido Fred De pronto me encontré con dos hijos y mucho problemas económicos. No tenía fuerzas para nada y la fotografía se convirtió en mi refugio"

Patti Smith no se ha puesto hoy las lentillas. Lleva unas gafas redondas al estilo Lennon de varias dioptrías. Los años no han alterado su aire decididamente andrógino. Su voz es grave, que no ronca. Viste unos pantalones vaqueros rotos que se meten en unas botas altas y algo sucias. Su aspecto descuidado y la ligera sombra en la parte superior del labio dejan de llamar la atención cuando mira con sus ojos profundos y despiertos. Si un marciano aterrizase en la tierra no tardaría en descubrir que es una bohemia. "Me cuido bastante, pero 62 años es un número muy serio", sonríe, "de pronto te das cuenta de que has vivido la mayor parte de la vida. Aunque trato de no pensar en la muerte, todavía no estoy preparada. Tengo muchos libros por leer". Además, asegura que está viviendo una nueva etapa en su vida. "Yo diría que es la cuarta", explica. "Soy viuda, mis hijos son mayores y vuelvo a sentirme tan libre de responsabilidades como cuando tenía 20 años. Sólo que ahora soy más sabia".

Punk pionera




Punk pionera

exposición en la Fundación Cartier, en París, muestra los frutos del idilio que, desde 1967, la rockera, madre y poeta mantiene con su vieja cámara


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